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La Defensa es un emprendimiento
mixto de oficinas, Lofty Suites y restaurant, cuya
obra se
acaba de terminar en el Casco Histórico de Buenos
Aires. Se trata de un acertado ejemplo de conjugación
entre restauración y revitalización, por
un lado, así como innovación arquitectónica
y criterios de sustentabilidad. El proyecto arquitectónico
está a cargo del Arq. Daniel Silberfaden y el
desarrollo de GO Real Estate, cuyo titular es Gustavo
Ortolá Martínez. El edificio centenario
es la sede de la 27º edición de Casa FOA,
que se realiza hasta el 14 de noviembre.
La
Defensa está ubicado en pleno Casco
Histórico
de la Ciudad de Buenos Aires -Defensa 269, a
menos de dos cuadras de Plaza de Mayo- en un ambiente único
que recupera el pasado de la ciudad. Asimismo reúne
todas las ventajas que ofrecen los desarrollos
mixtos:
la interrelación y el complemento de las actividades
administrativas, de vivienda, turísticas, gastronómicas
y culturales.
El proyecto combina unidades tipo
loft, oficinas y un desarrollo gastronómico a
cargo del reconocido cocinero Pablo Massey. La Defensa
está compuesto
por dos edificios, el primero era una antigua
estructura industrial que fue reciclada y refuncionalizada
en 18
unidades con el innovador formato de Lofty Suites,
un restaurante de 100 cubiertos y dos locales comerciales.
Luego de un patio se ha realizado una obra nueva, un
edificio de 14 oficinas, y en el subsuelo se dispuso
un estacionamiento con capacidad para 20 cocheras.
El
grupo desarrollista de La Defensa es GO Real
Estate -dirigido
por Gustavo Ortolá Martínez- quienes fueron
pioneros en la apuesta de la restauración y revitalización
de un edificio en el Casco Histórico y están
evaluando nuevos emprendimientos en la zona.
El Arq.
Daniel Silberfaden -a cargo del proyecto y la
dirección de obra- explica: "La idea
de proyecto es un homenaje contemporáneo
a la tipología original de este edificio,
que consistía
en tres patios rodeados de claustros, dos de ellos demolidos
hace algunas décadas. El resultado es un conjunto
que tiene la fusión de la arquitectura
tradicional de Buenos Aires -con su recuperación
y puesta en valor- y el confort de las últimas
tecnologías
para habitar y trabajar.
Entre los dos edificios
que componen La Defensa, diseñamos un patio interior
cuyo ancho repite la medida exacta de la calle Defensa,
tomando proporciones de la memoria urbana. Asimismo,
las ventanas del nuevo contrafrente de los Lofty Suites
tiene la misma relación de llenos y vacíos
de la fachada hacia la calle Defensa, pero con una expresión
y tecnología contemporánea. Además,
en el edificio Lofty Suites, hay un patio interior cubierto
a modo de claustro, que fue totalmente rodeado por una
especie de gran biombo conformado por listones verticales
metálicos".
"Este proyecto no
sólo apunta a la restauración,
sino a la revitalización de un edificio del Casco
Histórico, un concepto muy español
de cómo
hacer sustentable los edificios patrimoniales", destaca
Silberfaden y continúa: "Es superador
de ese viejo concepto de disecado de un edificio, se
busca
inyectar nuevos programas funcionales, nuevas
arquitecturas y que se haga posible y más
amable su uso en el siglo XXI.
La decisión del
proyecto fue abrir el espacio de acceso -PB- y dejarlo
libre para ensanchar
virtualmente la vereda y la calle, generando una plaza
de acceso. Esto fue resuelto con un trabajo
sobre el suelo de adoquines que copia la superficie la
vereda.
Esa vieja planta industrial, que tenía una belleza
intrínseca -originalmente una carbonería-
se perpetúa en el nuevo proyecto que homenajea
a esa vieja nave industrial y ese nuevo ingreso a todo
el edificio. A partir de allí, dos claras alteraciones:
el contrafrente del primer edificio
es un edificio con lenguaje contemporáneo de plantas
libres,
dos subsuelos que se colocan de tal forma que hace funcionar
como un puente entre dos patios, uno
central significativo a escala de la calle Defensa con
su mismo ancho y el
tercer patio es como una raja final de luz.
Aquel patio
original -que nace en el primer piso- se lo compara con
un lucernario para captar la luz en forma pareja, evitando
el impacto del sol sobre el patio, y en su perímetro
es atravesado por una especie de arpa metálica
que cumple funciones básicas de un diafragma de
luz y un biombo que tamiza las miradas. Todo ello permite
frente a las desiguales alturas igualar la verticalidad.
Defendiendo ese espacio central en este proyecto, su
rol será el hall principal del Lofty Suite".
Daniel
Silberfaden explica sobre las fachadas: "Si
bien el edificio es entre medianeras, presenta la particularidad
de tener cuatro fachadas, por eso la
decisión
de las pieles envolventes del proyecto era fundamental.
Se trata de una fachada principal recuperada, dos fachadas
al segundo patio enfrentadas -una orientada al este con
una tecnología innovadora de perfiles
y termo paneles y enfrentado, al oeste carpinterías
más
pequeñas con similar tecnología y mayor
percepción de muro, así como un contrafrente
de servicio con carpinterías de aluminio
y vidrio laminado-.
Las tres nuevas fachadas
responden al nuevo
paradigma de sustentabilidad y ahorro energético.
Por otra parte, el edificio de Lofty Suites está predeterminado
por los muros y bovedillas originales que quedaron
a la vista y una estructura metálica original.
La decisión más difícil de este
proyecto fue reconstruir la fachada oeste del
edificio antiguo -que
había desaparecido con la demolición-,
sin caer en una escenografía antigua. Para ello
se tomaron los datos de la fachada histórica de
ventanas y muros y se construyó ese concepto con
materiales modernos y una actitud racional".
Silberfaden
concluye sobre el dilema de los edificios patrimoniales
en áreas históricas: "Dado
la obsolescencia de algunos antiguos edificios -en términos
estructurales, funcionales o de usos posibles desde las
normativas-, los temas que hoy se discuten no son sólo
como conservarlos y qué conservar.
También
hay que pensar en cómo revitalizarlos
para adecuarlos a nuevos usos y requerimientos, y cómo
hacerlos sustentables en términos de habitabilidad,
economía
y ecología. Tras esta experiencia compartida
con el grupo desarrollista -GO Real Estate-, tenemos
la convicción que los desarrollos en el Casco
Histórico pueden ser sustentables para
el patrimonio y económicamente rentables", concluye.
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