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Ficha técnica
- La obra se lleva a cabo
con financiamiento del Gobierno de la Nación, con fondos de la Dirección
Nacional de Arquitectura (DNA) que depende de la
Presidencia de la Nación.
- Inspección de obra por DNA: Marcelo Marcel.
- Dirección técnica: Arq. Daniel Cutrera.
- Empresa Constructora: COARCO S.A.
- Representante Técnico: Arq. Miguel de Micco.
- Responsable de Seguridad e Higiene en el trabajo: Ing. Daniel A. Salvatore.
- Asesor en Patrimonio e Informe Técnico: Arq. Máximo Bonetti.
- Los trabajos de restauración integrales fueron subcontratados por
COARCO a la firma Buenos Aires Restaura, cuyos directores son Diego Perales
y la Arq. Analía Ferreyra.
Fotos
[1] El frente de la Catedral de Mar del Plata ya
fue descubierto, luego de los trabajos de restauración
[2] Avanzado estado de deterioro del frente de Simil
Piedra Paris, antes de comenzar los trabajos
[3] Postal de mediados de los años 80, cuando se
restauraron dos de las agujas, que estaban por caer
[4]
Postal de los años 20 de la Basilica San Pedro Más información
http://www.molinostarquini.com.ar
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Actualmente, las cuatro
fachadas de la Iglesia Catedral de Mar del Plata
se están
restaurando para devolverles su apariencia original.
La firma Molinos Tarquini fue convocada para afrontar
el desafío de desarrollar el enlucido Símil
Piedra París de las fachadas, que habían
perdido su unidad original luego de las diferentes modificaciones.
Las obras estarán terminadas en septiembre de
este año y ya se descubrió la fachada ubicada
hacia el frente principal, sobre la calle Gral. San Martín.
La
Catedral de Mar del Plata, uno de los grandes íconos
arquitectónicos de esta ciudad, se está restaurando
con el objetivo de recuperar sus cuatro fachadas
originales
ubicadas sobre las calles Gral. San Martín, Rivadavia,
Bartolomé Mitre y el Pasaje Catedral. El emblemático
templo, cuya construcción original se realizó a
partir de 1893, tuvo al menos cuatro restauraciones de
sus frentes cada 20 años aproximadamente, en las
décadas del veinte, del cuarenta, de los sesenta
y de los ochenta, hasta llegar a las obras actuales que
son financiadas por el Gobierno de la Nación y
comenzaron en el mes de octubre de 2009. Si bien la finalización
está prevista para septiembre de este año,
ya se descubrió la fachada orientada hacia el
frente sobre la calle Gral. San Martín.
Las tareas
de restauración son coordinadas por
la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA), dependiente
de Presidencia de la Nación, con la Inspección
de obra del Arq. Marcelo Marcev, y el director de Obra
es el Arq. Daniel Cutrera. Los trabajos son ejecutados
por la empresa constructora COARCO que contrató al
Arq. Máximo Bonetti como asesor en Patrimonio
e Informe Técnico. Esta firma restauró los
vitrales y reparó la carpintería metálica e hizo los refuerzos
estructurales en los pináculos de la fachada sobre la peatonal San Martín. Finalmente,
los trabajos de restauración integrales fueron
subcontratados a la firma Buenos Aires Restaura, cuyos
directores son Diego Perales y la Arq.
Analía
Ferreyra.
Como primera medida, se decidió realizar una
prueba piloto que permitió determinar
los parámetros
necesarios para frenar el deterioro del edificio.
A partir de ello, se hicieron cateos para establecer cuál
el era el color original del edificio y
se desarrollaron
productos de gran durabilidad, elaborados especialmente
para resistir las condiciones climáticas adversas
típicas frente a costas marítimas. Para
afrontar responsablemente el desafío de restaurar
los frentes de Símil Piedra París, Molinos
Tarquini -firma de revestimientos cementicios-
participó desde
el comienzo de las tareas.
Guillermo Tarquini, gerente
comercial de Molinos Tarquini, explica: "Una de
nuestras principales visiones como empresa es priorizar
la preservación del patrimonio arquitectónico.
Es por ello que, a partir de la prueba piloto realizada
sobre un sector de la fachada lateral orientada al Pasaje
Catedral -que constituía una de las áreas
más deterioradas del edificio- se decidió comenzar
la restauración realizando una limpieza con hidrolavado
al vapor. Luego se llevó a cabo el sellado
de las microfisuras y de las grietas pasivas, la reparación
de las grietas activas, la recuperación del revestimiento
original en las zonas en las que eso era posible y la
reposición de faltantes en las que no se podía
conservar. Descubrimos que el color original
era el ocre rojizo y no el gris que se ve en la actualidad, que es
producto de las sucesivas intervenciones realizadas desde
1920 según criterios muy dispares. Desde la dirección
técnica de obra, a cargo del Arq. Daniel Cutrera,
se decidió mantener el color gris por su memoria
colectiva para los marplatenses, como el representativo
de la Catedral. Por ello, se analizaron diferentes muestras
originales en nuestro laboratorio para obtener el color
grisáceo indicado. Esto nos permitió elaborar
una base compuesta con los mismos minerales que integraban
el histórico".
"Además -continua Tarquini-, un colorista
de nuestra firma trabajó en la obra y brindó la
capacitación necesaria a la empresa subcontratista,
para lograr, a partir del color base, más de veinte
matices. Por otro lado, para dar firmeza y solidez a
las paredes que presentaban problemas de desplazamientos
diseñamos especialmente un consolidante
fluido a base de cal. Empleamos como puente
de adherencia entre materiales nuevos y antiguos, Emulsión
86 y el
mortero multipropósito Flex Base que
refuerza y nivela a la vez para reparar grietas pasivas.
Para
las reposiciones se utilizó Símil
Piedra Restauro, elaborado con los mismos minerales que
el material original,
mientras que en los pináculos se aplicó por
proyección Neo París Restauro ya que es
el revestimiento que mejor cubre superficies curvas y
ricas en ornamentación. Finalmente, se aplicó hidrorrepelente
Targosil S, para proteger la superficie restaurada del
agua de lluvia y de los agentes contaminantes”,
concluye Tarquini.
Historia de una iglesia que nunca
debía quedar
chica para Mar del Plata
Según detalla el Arq. Máximo Bonetti,
quien además de asesor en Patrimonio es investigador
y especialmente ha estudiado este ícono arquitectónico
de la ciudad de Mar del Plata: "Si bien
en 1893 se colocó la piedra fundamental de la
entonces llamada Parroquia de San Pedro y Santa Cecilia,
la construcción se extendió durante 20
años. El terreno en donde se ubicó -frente
a la plaza San Martín- fue cedido en forma
conjunta por el empresario Pedro Luro y por el fundador
de Mar del Plata, Patricio Peralta Ramos, ya que los
terrenos de la ciudad pertenecían a ambos de manera
indivisa. De allí es que surge su nombre, San
Pedro, por Luro, y Santa Cecilia, por Cecilia Robles,
esposa de Patricio Peralta Ramos. Una particularidad
de este edificio es que fue financiado con donaciones
de marplatenses y familias porteñas que veraneaban
allí, con el objetivo de construir una iglesia
que nunca quedara chica aunque, por aquellos años,
la población marplatense no llegaba a los seis
mil habitantes durante la temporada estival. El arquitecto
Pedro Benoit -que, entre otras obras, había
intervenido en la Catedral de Buenos Aires y dirigido
la de La Plata- fue convocado por su amistad con
Santiago Luro, uno de los hijos del matrimonio fundador,
para dirigir la obra asociado al arquitecto Emilio Coutaret.
El domingo 28 de febrero de 1897, habiendo concluido
la construcción del techo del templo, se oficia
por primera vez una misa. Años más tarde,
el 2 de enero de 1924, la parroquia fue elevada a la
categoría de Basílica menor mientras que
en 1957 el sumo Pontífice Pío XII la elevó al
honor de Iglesia Catedral", concluye.
Este edificio de
estilo neogótico y compuesto
por tres naves, abarca una superficie
de 1.360 m2, de
los que -descontando los espacios ocupados por
las columnas, altares, confesionarios y pórticos-
queda una superficie libre de unos 850 m2 aptos para
una capacidad
de 800 personas aproximadamente. Es por esto que resulta
el templo más grande de la provincia, exceptuando
la Catedral de La Plata y la Basílica de Luján.
En lo que respecta a las características de la
obra, está estructurada por columnas doble
T de hierro que sostienen arcos y bóvedas muy livianas que alcanzan en el crucero, la zona central frente al
altar, una luz de 100 metros cuadrados. Las paredes admiten
calados para los vitrales en un porcentaje mucho mayor
que el resto de las construcciones del estilo existentes
en el país, lo que permite que el interior se
inunde de la luz coloreada a través de sus treinta
y seis ventanales. El presupuesto inicial del que se
partió para su construcción pronto resultó escaso
para un proyecto de semejante envergadura. Fue por ello
que se resignó la calidad de las terminaciones
con el objetivo de que la obra se finalizara. Este es
el motivo por el que la obra fue restaurada en sucesivas
ocasiones, con una frecuencia aproximada de veinte años.
En 1965 únicamente se arregló la fachada
hacia San Martín y en 1980 se restauraron dos
de las agujas que estaban por caer.
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