Casa Calantha (Altozano, Cuauhtémoc, Colima, México) por Di Frenna Arquitectos. En el corazón de un paisaje donde la naturaleza reclama su protagonismo, se levanta un proyecto arquitectónico que no solo responde a las necesidades de su habitante, sino que también dialoga con el entorno en una armonía serena y contemplativa. El terreno, con su majestuoso árbol de Parota como centinela, se convierte en el lienzo donde la arquitectura dibuja espacios que trascienden lo cotidiano para convertirse en escenarios de vida plena.
La decisión de alinear la construcción con la vista principal del terreno no es meramente un gesto práctico, es una declaración de principios. La arquitectura, aquí, es un medio para enmarcar lo esencial: la conexión con la naturaleza y el respeto por los ritmos del entorno. Cada apertura, cada línea de visión, se orienta hacia ese espacio posterior, donde el verdor y la sombra de la Parota ofrecen un refugio visual y espiritual.
La solución arquitectónica parte de una premisa clara: abrir las vistas hacia la naturaleza, permitiendo que los espacios interiores se impregnen de luz y vida. Así, el proyecto adopta una planta lineal que despliega los espacios importantes en una secuencia fluida, donde lo interior y lo exterior se entrelazan en una danza de claroscuros. El diseño no es una mera respuesta funcional, sino una interpretación sensible de las necesidades del cliente, una que encuentra en la compañía de amigos y familiares un aliento constante.
La disposición de los espacios refleja esta dualidad: lo íntimo y lo social coexisten sin conflicto, cada uno con su lugar y su propósito. La planta baja se convierte en un microcosmos donde el día a día del habitante se desenvuelve con naturalidad. Desde un umbral se accede a un recibidor de doble altura, un preludio que sugiere la magnitud y elegancia del interior. Las escaleras hacia la planta alta, con su ventana que enmarca el jardín, invitan a la reflexión, mientras que la división en dos secciones -privada y pública- permite una convivencia armoniosa entre el resguardo personal y la apertura al encuentro.
En la sección privada, la recámara principal, con su baño y vestidor, se abre hacia un jardín interior, un espacio donde la intimidad se encuentra con la naturaleza en un abrazo sutil. La recámara de visitas completa esta área, pensada para ofrecer confort y privacidad tanto al residente como a sus invitados.
La parte pública, por su lado, se despliega en un juego de alturas que enfatiza la importancia de la sala y el comedor, espacios destinados a la socialización y el compartir. La conexión con el exterior se prolonga a través del desayunador y la cocina, que desembocan en una terraza, un rincón donde las primeras luces del día se disfrutan con calma.
En la planta alta, las recámaras de visitas con baño y vestidor, junto con una terraza adicional, ofrecen un refugio para quienes vienen a disfrutar de la hospitalidad del anfitrión.
Los tonos claros y cálidos elegidos para el interior no son sino un reflejo del carácter del cliente: sobrio, elegante, pero con una calidez que acoge.
Las vigas y elementos de madera, así como los muebles fijos y los muros recubiertos de piedra, no son meros componentes constructivos; son una reinterpretación del paisaje que habita fuera, una extensión tangible de la naturaleza que se cuela en cada rincón del hogar. Estos materiales, cuidadosamente seleccionados, evocan la textura, la robustez y la calidez del entorno, creando una continuidad entre lo exterior y lo interior que enriquece la experiencia sensorial del espacio.
Aquí la arquitectura se convierte en una narración del día a día que honra tanto al habitante como al entorno que lo rodea.
Ficha técnica
Nombre: Casa Calantha
Ubicación: Altozano, Cuauhtémoc, Colima, México
Oficina de arquitectura: Di Frenna Arquitectos
Equipo de trabajo: Arq. Matia Di Frenna Müller, Arq. Mariana de la Mora Padilla, Ing. Juan Gerardo Guardado Ávila
Área: 573 m2
Fecha de inicio: 27 febrero 2021
Fecha de término: 18 enero 2024
Fotografía: Lorena Darquea
Contacto
https://difrennaarquitectos.com
Instagram: @difrenna.arquitectos
English version
In the middle of a landscape where nature claims its prominence, an architectural project rises meeting not only the needs of its inhabitant but also engaging in a serene and contemplative dialogue with its surroundings. The land, with its majestic Parota tree standing as a sentinel, becomes the canvas where architecture draws spaces that go beyond the ordinary to become spaces where life is fully lived.
The decision to align the construction with the main view of the land is not merely a practical gesture; it is a declaration of principles. Architecture here is a way of framing the essential: the connection with nature and honoring the rhythms of the environment. Every opening, every line of sight is directed toward that back area, where greenery and the shade of the Parota offer a visual and spiritual refuge.
The architectural solution stems from a clear premise: to open the views towards nature, allowing the interior spaces to be filled with light and life. Thus, the project adopts a linear plan that unfolds key spaces in a fluid sequence, where the interior and exterior intertwine in a dance of light and shadow. The design is not merely a functional response but a sensitive interpretation of the client’s needs, one who finds constant comfort in the company of friends and family.
The arrangement of spaces reflects this duality: the intimate and the social coexist without conflict, each with its place and purpose. The ground floor becomes a microcosm where the inhabitant’s daily life unfolds naturally. From a threshold, one enters a double-height foyer, a prelude that suggests the magnitude and elegance of the interior. The stairs to the upper floor, with their window framing the garden, invite oneself to reflect, while the division into two sections -private and public- allows for harmonious coexistence between personal retreat and open encounter.
In the private section, the master bedroom, with its bathroom and dressing room, opens onto an interior garden, a space where intimacy meets nature in a subtle embrace. The guest bedroom completes this area, designed to offer comfort and privacy to both the resident and their guests.
The public area, on the other hand, unfolds in a play of heights that emphasizes the importance of the living and dining rooms, spaces intended for socializing and sharing. The connection with the outside extends through the breakfast nook and kitchen, leading to a terrace, a corner where the first light of day can be enjoyed in peace.
On the upper floor, the guest bedrooms with bathrooms and dressing rooms, along with an additional terrace, offer a refuge for those who come to enjoy the host’s hospitality.
The light and warm tones chosen for the interior are a reflection of the client’s character: sober, elegant, but with a warmth that welcomes. The beams and wooden elements, as well as the built-in furniture and stone-clad walls, are not mere constructive components; they are a reinterpretation of the landscape outside, a tangible extension of nature that seeps into every corner of the home. These materials, carefully selected, evoke the texture, robustness, and warmth of the surroundings, creating a continuity between the exterior and interior that enriches the sensory experience of the space.
Here, architecture becomes a portrayal of daily life that honors both the inhabitant and the environment that surrounds them.