El espacio público después de la pandemia

El mundo y el espacio público han ido cambiando con el paso del tiempo por grandes acontecimientos que han ocurrido, la Covid-19 no es la excepción. Ya sea por elección u obligación, el espacio público ha ido transformándose y reinventándose con el pasar del tiempo.

El espacio público antes de la pandemia
Las grandes transformaciones en los países obligaron al surgimiento de nuevos modelos económicos, sociales y espaciales, que hicieron que el espacio urbano sufriera modificaciones.

El cambio en las formas de socialización y espacios de convivencia de la población, así como las importantes desigualdades sociales dieron pie a la conformación de un espacio urbano cada vez más fragmentado y desigual, caracterizado por la creciente disminución del espacio público hacia el ámbito de lo privado.

Los espacios públicos anteriormente eran conformadores no solo de ciudades, sino de sociedades, en las que se interactuaba frente a frente en estos espacios, constituían escenarios de interacción y construcción de identidades sociales. Sin embargo, ante el creciente surgimiento de los medios de comunicación digital, estos espacios han ido perdiendo peso en la vida cotidiana de las personas.

Lo público hace referencia al espacio físico donde los ciudadanos habitan y se desarrollan. Cuando los ciudadanos hacen mención a lo público, con normalidad suelen referirse a lo que pertenece al estado.

Sin embargo, en la actualidad parece que esa expresión ha ido desapareciendo con el paso del tiempo, cuando los actores políticos ofrecen espacios privados como públicos, venden como suyos los espacios mínimos y básicos de la ciudad para proyectos privados, dejando de lado los espacios públicos por inversiones privadas, creando un sesgo poblacional sin espacios públicos en los que desarrollarse.

Entonces es cuando lo público pierde valor frente a lo privado, la participación activa por la participación pasiva, lo democrático por lo autocrático.

El espacio público después de la cuarentena
Hasta inicios del 2020, parecía que al menos los argumentos anteriores no cobraban validez frente al mundo, que con regularidad y sobre todo sin preocupación asistían a los lugares cerrados como plazas comerciales, bares, restaurantes para poder socializar y desarrollarse en espacios privados.

Parecía que los espacios públicos, empezaban a tener una fecha de caducidad. No fue hasta mediados de marzo y comienzos de abril, cuando se cerraron todo tipo de espacio privado y público, dejando a las personas sin lugar alguno para poder convivir, socializar y poder pasar el tiempo.

Por al menos dos meses, las personas estuvieron totalmente resguardadas en sus casas sin tener algún espacio en el cual estar. Fue hasta mediados de julio de 2020 cuando se empezaron a reactivar las actividades paulatinamente, dejando la convivencia en espacios para unas cuantas personas y guardando distancias de seguridad.

La cruda realidad de los espacios públicos
Fue hasta ahora cuando los argumentos de la importancia del espacio público empiezan a cobrar validez, donde se hace evidente la deficiencia, la falta y abandono de los espacios públicos.

Hoy más que nunca, son más evidentes las imágenes de decenas de personas tratando de ocupar plazas y parques públicos para mantener una convivencia como únicos espacios donde puedes estar sin la gran posibilidad de sufrir un contagio, como lo es un espacio privado cerrado, eso sí, con carencias más que evidenciadas no solo por personas dedicadas al urbanismo, diseño y arquitectura si no por cualquier persona que acude a estos espacios.

Parece que fue hasta el día de hoy que las personas nos dimos cuenta que los espacios públicos son una solución y no un lugar de problemas sociales, fue hasta el día de hoy cuando nos dimos cuenta que los espacios públicos que existen no son suficientes y que los que existen están deteriorados y en situación de abandono.

Fue hasta el día de hoy que nos dimos cuenta que el espacio público es un elemento cohesionador de la interacción social. Fue hasta el día de hoy que nos dimos cuenta que el espacio público se ha convertido en un claro salvavidas frente al Covid-19.

Sin embargo, se han encontrado diversas problemáticas que aquejaban desde antes que comenzara la contingencia:

Por un lado, la visible falta de los espacios públicos existentes respecto a la magnitud de la poblaciones que habita las zonas urbanas, ante la gran extensión de las zonas metropolitanas y las bajas densidades de las zonas, que imposibilitan la regeneración y el planteamiento de nuevos espacios públicos.

Además, existe una clara imposibilidad de las autoridades por mantener a flote todos los espacios de la ciudad, falta de presupuestos, falta de interés por los proyectos comunitarios y los proyectos públicos.

Por otro lado, la creciente subutilización y deterioro de aquellos espacios que se encuentran en funcionamiento, que hacen que los usuarios tengan una percepción de los espacios públicos como peligrosos, obligando hacer uso de los espacios privados, tales como plazas comerciales, que empiezan a tomar la forma y estructura de la conformación de los espacios públicos, con la condicionante de una visible segregación por diferencias de clases sociales y exigencias de pagos por habitar y hacer uso de esto. Con la premisa de que al ser espacios privados y contar con inversión privada, siempre contaran con mantenimiento y evolución lo que atraerá a más personas a hacer uso de ellos.

¿Qué se está haciendo y qué podemos hacer?
Con la implementación de las nuevas políticas públicas urbanas, ha empezado a cobrar fuerza y relevancia los argumentos de recuperación de espacios públicos incluso antes de la pandemia.

En efecto, la agenda de gobierno en países de Norteamérica, Latinoamérica y principalmente Europa incluye la definición de criterios para planificar la generación de nuevos espacios y la recuperación de lugares con deterioro de espacios públicos, a fin de que la población cuente con espacios de esparcimiento y cohesión social u otros lugares que propicien el fortalecimiento de la vida en las ciudades.

Sin embargo, las políticas públicas urbanas solo son un argumento, pero no la acción para ser detonante de la generación y regeneración de los espacios públicos después de la pandemia.

El verdadero reto estará en nosotros mismos: el promover los espacios públicos para su regeneración con su uso, con ayuda de las autoridades locales para exigir que sean renovados, el estar presentes para involucrarse dentro de la comunidad y que sean actores activos dentro de los proyectos de creación de nuevos espacios, promover los proyectos colectivos en pro de la participación ciudadana.

Articulo por Carlos Moreno, fundador de arquiPARADOS y Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla.

Imágenes provistas por Carlos Moreno

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